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Leyendo

Después de leer la reseña de James Wood, empecé a leer The Thousand Autumns of Jacob de Zoet de David Mitchell. Curiosamente, no lo leo en la preciosa edición británica que me compré en París, sino en mi e-reader porque la portabilidad vencerá siempre. No es de extrañar que le haya gustado tanto a Wood, la novela parece ser un perfecto manual para enseñar How Fiction Works. También, pasada la tercera página, no se puede soltar.

También acabo de leer una reseña de Dublinesca de Vila-Matas en el blog del crítico Ignacio Sánchez Prado. Es una reseña muy dura, que no voy a comentar porque no he leído el libro, pero me llama la atención el remate: "Seguiremos quizá, padeciendo la marejada de clones malos de Borges (como Goran Petrovic, Milorad Pavic, el peor Bolaño) que siguen pasando por alta literatura en nuestros días."

Es la segunda vez que leo un ataque a Goran Petrović en una reseña de este crítico, sin ningún fundamento y sin que venga al caso. La primera, en una reseña sobre libros de narradores mexicanos nacidos en los setentas y ahora en el último libro de uno de los pináculos de la novela española de cualquier tiempo. ¿A qué se deberán esos ataques que no vienen al caso?

Una última reflexión, algo caprichosa: ¿qué opinaríamos de David Mitchell si lo tradujera Anagrama?

Comentarios

Ignacio dijo…
Lo de Goran Petrovic es honesto. Me parece un autor epigonal (su Atlas descrito por el cielo es un libro mediocre). Las dos menciones de pasada que cuestionas fueron por razones precisas. En el caso del primer texto lo nombro como ejemplo de una cosa sintómatica del medio literario mexicano: el presumir un cosmopolitismo de autores supuestamente obscuros y sofisticados que, oh colonialismo mental, nada más a los mexicanos nos gustan. El éxito de Petrovic en Europa Oriental (como el de Pavic) es porque allá la norma es el borgismo epigonal, de la misma forma que acá era la norma la novela de la Revolución. Realmente en cualquier medio editorial verdaderamente cosmopolita son autores que ni siquiera pasan el filtro. La mención en mi textito sobre Dublinesca (no me atrevería a llamarlo reseña) se debe a que Petrovic y Vila-Matas adolecen de lo mismo: mucho talento, demasiado canon, nada que decir. Ahora, me queda claro que en mi opinión estoy aislado y que a mucha gente le gusta (claramente a ti también te ha de gustar, donde lo subrayas tan enfáticamente, cuando en mis textos está mencionado muy casualmente). Pero en fin. eso es la crítica literaria en su mejor punto, una conversación permanente sobre afinidades y divergencias.
Hablando de afinidades, estoy de acuerdo contigo es en el libro de Mitchell, es excepcional. Y ojalá lo tradujera Anagrama. Yo no creo que Anagrama per se tenga nada de malo. Sus carencias de los últimos diez años son más bien endémicas en todo el panorama editorial. Aún así, Mitchell merecería una audiencia amplia en español. No sé si leíste su obra maestra, cloud Atlas. Todo Mitchell es grande.
Un abrazo
Unknown dijo…
Cloud Atlas lo leí y me gustó, pero hasta ahí. Me perdí de lo "maestra" de esa obra. Pero sé que muchos la piensan una obra maestra y por lo mismo me extraña que no se lea más en español, porque traducida está. Y ahí entra el comentario de Anagrama, porque para que seas un autor anglosajón en el mundo hispánico, o te publica Anagrama o no existes.

Claro que no es culpa de Anagrama y es un decir, porque también ahora resulta que Malamud es todo un hallazgo ahora que salió traducido en Sexto Piso, cuando es un autor canónico desde siempre allá arriba.

De Petrovic no me extraña tu opinión, que me parece válida, sino justamente lo casual de sus menciones, porque sigue siendo un autor minoritario, igual que Pavic, que casi nadie conoce. No sólo gusta en México. Tengo amigos franceses, belgas, rusos y ¡serbios! a los que les gusta bastante. (Aunque una amiga serbia en particular comparte tu animadversión, pero ama a Pavic)

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