Hay en México (los ha de haber en todo el mundo) personas que van por ahí diciendo que son poetas o escritores. Son más bien actores que llevan su papel a niveles extremos. No les basta con adoptar la pose y el tono de voz que tienen los escritores y los poetas (que creen que tienen los escritores, se entiende), sino que también escriben. Escriben cosas que parecen poemas, o cuentos, o novelas. Peor aún, las publican. Peor aún, el gobierno les da becas para que escriban sus maravillosas obras que irán a engordar los polvosos anaqueles de las librerías estatales. Estos pobres diablos no tienen un solo amigo que les diga que no son poetas o escritores. Como cualquier culto fanático, se reúnen sólo entre ellos, entro los que no están dispuestos a revelar el juego. Se dicen unos a otros que pueden cambiar el destino de la literatura (es decir, no saben que la literatura no tiene destino). Se dicen los unos a los otros que su obra es buena, que el último cuento les ha encantado y que deb...
"La realidad es sólo una fantasía exageradamente bien peinada"