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Mostrando las entradas de julio, 2007

Los falsos

Hay en México (los ha de haber en todo el mundo) personas que van por ahí diciendo que son poetas o escritores. Son más bien actores que llevan su papel a niveles extremos. No les basta con adoptar la pose y el tono de voz que tienen los escritores y los poetas (que creen que tienen los escritores, se entiende), sino que también escriben. Escriben cosas que parecen poemas, o cuentos, o novelas. Peor aún, las publican. Peor aún, el gobierno les da becas para que escriban sus maravillosas obras que irán a engordar los polvosos anaqueles de las librerías estatales. Estos pobres diablos no tienen un solo amigo que les diga que no son poetas o escritores. Como cualquier culto fanático, se reúnen sólo entre ellos, entro los que no están dispuestos a revelar el juego. Se dicen unos a otros que pueden cambiar el destino de la literatura (es decir, no saben que la literatura no tiene destino). Se dicen los unos a los otros que su obra es buena, que el último cuento les ha encantado y que deb

De regreso...

Algo harto del francés, de que nadie creyera que era mexicano, de que te sirvan papas fritas con todo, pero muy contento.

Vacaciones

Estimados lectores: En unas cuantas horas estaré volando hacia Canadá, a donde me iré a tomar unas merecidas vacaciones. Entretanto, Teoría del Caos tomará un pequeño receso. Es un buen momento para visitar el archivo, o usar la barra de navegación que está justo arriba de esta nota. Ya de regreso les contaré como fue, y si logré mi cometido de ver el estadio Ralph Wilson. También explicaré porqué me empeño en poner comas antes de las yes. Luis: Si alcanzas a leer esto pronto, ¿cuál es el libro de Donald Barthelme que me recomendarías en primer lugar?

Hermano Cerdo 16, con Golpes y Patadas

Acaba de aparecer la revista Hermano Cerdo, número 16 , que incluye al suplemento de artes marciales Golpes y Patadas, una sección de autoayuda y la esperada columna de Miguel Habedero, ese escritor adorado y odiado que ha marcado tanto a nuestra generación. En la sección de ensayos, aparece uno de William Gass, "El arte de ser", del cual hice la traducción. De dónde saqué los h****s para traducir a William Gass es algo que todavía no descubro. Aprendí bastante de hacer esa traducción. Ya me dirán ustedes que tan mal lo hice.

La épica del pasaporte. Parte III y final

Llegué a las cinco de la mañana. El primero en llegar. A las nueve y media ya tenía pasaporte nuevo. Es decir, esperé tres horas para poder hacer un trámite que me tomo una hora y media. Siguiendo la sugerencia de Luis , me llevé un buen libro, El enigma de París de Pablo de Santis y llegué casi a la mitad. Sin aventurar demasiado, el libro pinta muy bien. Todavía no me atrevo a recomendarlo, pero si no tienen otra cosa que leer, vale la pena arriesgarse. Si todo falla en mi vida, puedo dedicarme a hacer negocio en la fila de los pasaportes. Podría rentar banquillos, vender plumas, e incluso apartar lugares. Claro, a menos de que a algún funcionario piense en resolver el problema de la desmañanada, por ejemplo, permitiendo concertar citas por internet. Afortunadamente vivo en México y eso nunca va a pasar.