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Mostrando las entradas de 2012

Aventuras de la vida digital

Hace casi un año me regalaron un iPhone en mi cumpleaños. Todas las advertencias de Cortázar sobre los relojes aplican para el iPhone, pero al cuadrado. Eso no evito que cuando seis meses después se robaron mi teléfono, no dudara en comprarme uno nuevo. El iPhone no sólo cambio la forma en que estaba acostumbrado a comunicarme —y me permitió pasar menos tiempo frente a una computadora—; también transformó la forma en que estaba acostumbrado a relacionarme con las computadora. Después de cuatro años de usar Ubuntu Linux de manera casi exclusiva, mi nueva laptop es una Macbook Air. Quizá lo más curioso de estos últimos cuatro años usando software libre es que me preparó para la Mac como nunca lo hubiera hecho Windows. Casi todas las adiciones del nuevo sistema operativo de Mac, Mountain Lion, ya tenían un año o más de un año en los diferentes escritorios de Linux. La diferencia, por supuesto, es que en Mac funcionan bien. Itunes y la App Store me hubieran parecido un concepto comp

Un año en libros

Durante el último año he tenido la suerte de que los libros que leo hacen eco de lo que me pasa, lo anticipan o lo glosan. A causa de esto, me quedan pocas ganas de hablar de libros porque es el equivalente a hablar de mis pequeños y grandes fracasos. No se a qué se deba este fenómeno. Si sucede porque mis experiencias son de alguna forma las experiencias por la que está pasando toda una generación o si más bien he elegido de forma inconsciente libros que me harán reflexionar sobre mi vida. Ahora pienso que debería leer un libro feliz, que me asombre, porque quisiera una vida feliz y que me asombre. Creo que no estaría mal un poco de asombro, aunque eso no ha faltado el año pasado. Tampoco ha faltado felicidad. También pienso que me gustaría leer un libro que no fuese una novela en clave de mi propia vida. Un libro que me dijera algo pero que no tuviera nada que ver conmigo.

Cinco preguntas sobre el futuro del libro

Las ponencias y comentarios del Simposio Internacional del Libro electrónico en la Ciudad de México me hacen pensar que la ventana de oportunidad en torno al libro electrónico se está cerrando. O queda sólo una rendija abierta o ya se cerró y no nos hemos dado cuenta. Me quedan algunas preguntas sobre el futuro más o menos inmediato: 1. ¿Puede una empresa local o regional competir con Amazon? 2. ¿Seguirá siendo necesaria la separación de los derechos de los libros por regiones? ¿Por cuánto tiempo? 3. ¿Qué es exactamente lo que le puede ofrecer a un autor un editor que Amazon no le vaya a poder ofrecer? En otras palabras, cuál va a ser el papel del editor en a mediano plazo. 4. ¿Qué nuevas figuras pueden aparecer o cambiar de funciones para suplir el trabajo del editor? 5. ¿En verdad el libro electrónico hará que el mercado de libros en español se vuelva global?

Every Love Story Is A Ghost Story, de D.T. Max

Every Love Story Is A Ghost Story , de D.T. Max es la primera biografía publicada del autor de Infinite Jest . El autor demuestra una buena capacidad para investigar y documentar la vida de Wallace. La prosa es irregular, aunque la mayor parte del tiempo es funcional. La historia de Wallace, desde su nacimiento hasta el momento de su muerte, ni más ni menos, es excelente. Max tiene dos grandes aciertos en este libro: El primero es no suponer que los lectores conocerán toda la obra de Wallace (aunque dudo que alguien que no sea fan compre esta biografía). Cada libro se presenta con un resumen de su contenido, un análisis de su primera recepción y del contexto literario en el que se creo y publicó. Así, también es una pequeña biografía de los últimos 20 años de la literatura latinoamericana desde el punto de vista de uno de sus creadores. Además, el lector avezado reconocerá los libros páginas antes de que aparezca el título con el que se publicó gracias a los guiños de Max. Es un

In Memoriam Carlos Fuentes

Leí a Carlos Fuentes por primera vez en la secundaria. Aura era y creo que todavía es una lectura obligatoria en casi todas las escuelas. Aura debe estar en esa lista corta que encabeza la Biblia, de los libros que más se leen y menos se entienden. Yo tampoco la entendí. Me habría olvidado de Carlos Fuentes por completo si una compañera de la escuela de ingeniería no me hubiera prestado Cambio de piel . Después de esa novela no pude olvidar ni a Fuentes ni a la literatura. Cambio de piel es una novela que releo cada tantos años. Cada vez me parece un libro diferente, pero no me ha dejado nunca indiferente. Hay libros que lees y libros que te pasan. Carlos Fuentes escribió muchos de los segundos. También escribió libros muy malos. Después de 1978, escribió pocas cosas que valgan la pena. Me quedo con "Chac Mool", con La muerte de Artemio Cruz , con Terra Nostra . Me quedo con algunas partes de La cabeza de la hidra y me quedo con las ganas de que aunque sus últimos lib

Después de mi muerte, mi mujer se volvió loca y comenzó a demandar a todo el mundo por derechos de autor

(Este cuento apareció originalmente en Guardagujas 41. ) E n mi juventud hice un largo viaje por Europa. El poco dinero que llevaba conmigo se acabó en unas cuantas semanas. Viajar por Europa era caro o me lo parecía en aquel momento en que era joven y pobre y no conocía nada del mundo. Para no pasar hambre se me ocurrió intercambiar mis cuentos por comida. Era una idea romántica y desesperada, pero funcionó. También intercambié algunos poemas por vino, aunque nunca me consideré un poeta. Viví dos meses de escribir o, más bien, de las almas caritativas que aceptaron unas cuantas páginas escritas a mano como pago por un pedazo de pan, un queso o en una ocasión memorable un plato de fabada. Era joven, tenía hambre y sólo tenía un cuaderno y una pluma. Así viví dos meses, viajando desde Lisboa hasta Praga y luego de vuelta a Madrid, desde donde llamé a mis padres y les pedí ayuda para comprar un billete de vuelta a América. No volví a pensar demasiado en ese viaje hasta unas s

Promiscuidad literaria

Pasa que te gustan tanto los libros que te vuelves amigo de los escritores. Es como si esa chica tan buena en la calle te gustara tanto que lo más natural fuera irte de copas con su madre. Luego de un par de tragos le explicas con lujo de detalles como la pusiste en la cama, por donde se la metiste, lo bien que la chupó. Hasta la raíz, le dices a la madre. Y te dan las gracias por eso. Pasa que si el libro no te gustó, la madre te escribe ofendida para preguntarte si su hija no está lo suficientemente culona o si necesita apretar más los labios. Los libros se apilan a los lados de tu cama, frente a tu cama, sobre tu cama. Pasa también que tus amigos te envían los manuscritos de sus libros, como si fueran doncellas vírgenes. Esto lo supongo, porque nunca he estado con una mujer virgen. No sé si habrá en realidad una diferencia. Pero las recibes igual. Les escribes para decirles que su libro será toda una puta, que hará ha muchos hombres y mujeres felices. Quizá sólo necesita ser u

Republic

"Republic", Simon Armitage, The Bayeux Tapestry On Mondays, red cars only enter town. This is the system. Though the pollution the snarl-ups, tailbacks and honking of horns can be mistaken for revolution. On Tuesdays, white cars alone hit the road. Looked at form spy satellites it has snowed. Tourists take photos of convoys winding along avenues, thinking them weddings. Blue Wednesday. Blue like the president's blood. From the mountains the streets are streams in flood. Thirty degrees in the shade. Armed police clamp down on turquoise and aquamarine. Thursdays and Fridays are lemon and lime like the shorts and shirts of the national team and the national sport is the people's game. Weekends are free. Purple. Coffee and cream. And the money rolls by in dark limos, Raybans flash from behind tinted windows, Bodywork gleams. The metallic black shines to a depth where all colours shine back.