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Bohemian Rhapsody

Primeras impresiones de Bohemian Rhapsody

Ok. Bohemian Rhapsody. Esta película me provoca sentimientos encontrados.

Tiene muy buena factura. Algunos de los efectos especiales no son de la mejor calidad, pero es una biopic con efectos especiales: eso habla de un deseo de contar la historia de la mejor manera posible. El diseño de arte y el vestuario soberbios. Quizá dignos de un Oscar. ¿Pero la historia?

No puedo ser nada objetivo porque no sólo me sabía la letra de todas las canciones, también sabía todas y cada una de las cosas que iban a pasar, incluyendo muchos de los diálogos. Pero me queda la impresión de que la historia nos queda debiendo mucho. Quizá sea el cambio de director a media producción, quizá la intromisión de los miembros sobrevivientes de la banda que cuidan demasiado la imagen de Mercury, quizá sea, como dice Brian May a media película, que las audiencias norteamericanas –para las que existe esta cinta– son puritanas en lo público y perversas en lo privado, pero el argumento de la película, si es que existe, no logra despegar.

Las actuaciones tampoco convencen. El Freddie Mercury real en la grabación que corre en los créditos finales se come a Rami Malek en sus mejores momentos de la cinta. Los diálogos impostados e irónicos, llevados al extremo en el breve cameo de Mike Myers, no ayudan a que las actuaciones mejoren. Hay mucho talento desaprovechado en los personajes secundarios, que no tienen la oportunidad de brillar.

Tengo la teoría de que David Fincher arruinó la idea de las biopics para siempre con The Social Network. Su biografía de Mark Zuckerberg se volvió un modelo a seguir inalcanzable: contar una historia de vida que sea a la vez un comentario sobre la actualidad pero también a la vez sea astuta y graciosa. Bohemian Rhapsody lo intenta pero falla.

Lo mejor, por supuesto, es la música. La música vale toda la pena el boleto de entrada, a menos que, como yo, notes todos los errores de mezcla, los cortes apresurados y los errores cronológicos, como que la banda cante una canción que se compone en 1976 en una gira de conciertos de 1974. Igual con todos esos errores la música vale la pena el precio del boleto, y si Queen se vuelve a poner de moda en 2018 gracias a esta película todavía mejor.

PS: Si algo demuestra esta película es que Freddie Mercury estaría perreando hasta el piso con J Balvin y Maluma, así como bailaba –en la ucronía de la cinta– al ritmo de MC Hammer en sus fiestas.

Comentarios

Unknown dijo…
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