Hace poco terminé la lectura de El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas de Haruki Murakami, una novela que mezcla sin esfuerzo realidad y fantasía. Justo ahora acabo de ver Franklyn (Gerald McMorrow, 2008) —que pasará a la historia por inventar la Iglesia de las Manicuristas del Séptimo día— y resulta un complemento perfecto a la novela de Murakami. Me parece curioso, también, que las dos obras dependan tanto de la atención a los detalles: un lector distraído encontraría ambos trabajos superfluos y quedaría decepcionado o confundido por el final.
Twin Peaks o los hombres que no amaban a las mujeres Advertencia: este texto contiene la revelación del misterio esencial de las primeras dos temporadas de Twin Peaks: quién es el asesino de Laura Palmer. Revela más bien muy poco de las líneas argumentales de la tercera temporada, si bien su intención es esbozar algunas líneas para reflexionar sobre su desenlace. El 26 de abril de 1990, unos 17 millones de personas vieron lo que muchos críticos califican como una de las escenas más graciosas e inquietantes de la historia de la televisión. En el cuarto episodio de la primera temporada de Twin Peaks , “Rest in Pain”, un desconsolado Leeland Palmer —en una gran interpretación de Ray Wise— se lanza sobre el féretro de Laura, su hija asesinada, durante el entierro. El mecanismo elevador del ataúd se activa y padre e hija descienden juntos al agujero en la tierra, pero una avería provoca que se eleve de nuevo. Mientras Ray llora sobre la caja que contiene al cuerpo de su hija, el féret...
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Saludos,
Óscar