Las paradojas de Apocalypto
1
Hay algo sobre el poder de la imagen. Algo oscuro y terrible. Tras siglos y siglos de preponderancia de la cultura escrita —y podría decirse que la radio es el último apéndice de la cultura escrita— finalmente nos abandonamos ante el poderío de la imagen. Fotografía, cine, televisión. La cámara se transforma en el testigo de la historia. Su evidencia es indisputable. Si alguien aparece en un video guardándose fajos de dinero en el bolsillo, debe ser un ladrón. Si alguien aparece insultando a los judíos, es un antisemita. Lo que haya sucedido antes o después —el contexto— no importa. Lo que la cámara graba es la verdad absoluta.
Curiosamente, ese valor que le conferimos a la imagen no podría ser más falso. Hubo quien se atrevió a teoretizar que la introducción de la tecnología digital haría perder su predominio a la imagen. El público miraría con desconfianza las fotografías, suponiendo siempre la manipulación previa. Es decir, que las fotografías se verían menos reales de lo que alguna vez se vieron. Para regresar a la verdad, habría que regresar a las viejas tecnologías analógicas.
Esa perdida de supremacía nunca llegó. El poderío de la imagen no disminuyó con la llegada de las alteraciones digitales, sino que mejoró. Las divas perfectas que aparecen en las portadas de las revistas ya no necesitan tener cuerpos esculturales. Son ahora bocetos sobre los que trabaja el artista gráfico en la pantalla de su computadora. Pronto, no necesitarán siquiera tener cuerpos.
Primera aproximación: el jaguar de Apocalypto no es un jaguar. Es el resultado de un programa computacional que manipula los colores de una pantalla para que parezca que hay un jaguar.
2
En algún momento de las últimas décadas, los padres dejaron de educar a sus hijos. Dejaron su educación en las manos de la televisión, de su hermano mayor, el cinematógrafo, y de su medio-hermano, la videocinta. En eso, los hijos se limitaban a imitar a sus padres, que por único pasatiempo pasaban horas mirando culebrones y partidos de fútbol. También dejaron la educación de sus hijos en manos de un sistema escolar sin control: los hechos de la escuela no se disputan. Si se enseña en la escuela, debe de ser así.
En un extraño arranque de genialidad, Emilio Azcárraga Jean, señor todopoderoso de los contenidos audiovisuales de Televisa, la empresa televisiva más poderosa de México, declaró que no tenía ni la menor intención de educar a la gente con su programación: su propósito era divertirla.
La televisión es diversión. Es diversión porque eso es lo que espera encontrar en ella todo televidente. Es por eso que los canales culturales están condenados a tener siempre muy baja audiencia. Aquellos exitosos (léase, por ejemplo, The History Chanel) han entendido que para ser exitosos tienen que transformar la cultura en diversión.
Eso no evita que la gente crea que puede aprender algo de la televisión. Las heroínas de los culebrones deben de ser excelentes modelos éticos. Los noticieros siempre entregan información veraz y sin prejuicios. Las series infantiles deben enseñarles a los pequeños para la vida, por tanto deben hacer todo lo posible por esconder la forma en que el mundo en verdad funciona. (Esto también explica el auge de la novela histórica, pero dejemos a los libros de lado por una vez)
Segunda aproximación: Los guerreros mayas de Apocalypto no son guerreros mayas de verdad. Son actores. La cultura maya alcanzó su esplendor hace más de mil años. No había fotografías. No había cámaras de cine. La cultura maya de Apocalypto no es la cultura maya.
3
Cuando Mel Gibson —conocido por sus fans como Crazy Mel (Loco Mel— dirigió La pasión de Cristo (2004) muchos atacaron el talante antisemita de la película. También atacaron los cientos de errores históricos de la cinta de Crazy Mel. Los soldados romanos, decían, no hablaban en latín clásico. Pocos hablaron de las cualidades netamente cinematográficas de la cinta, que son muy pocas. De lo que tampoco nadie habló, es que no tenemos ni la menor idea de cómo hablaban los soldados romanos que ocupaban Palestina en los primeros años de nuestra era: no teníamos grabadoras para registrar su habla. Podemos teoretizar sobre las palabras, la gramática, la pronunciación: todo se queda en eso, en teoría.
Con la aparición de Apocalypto (2006), Crazy Mel le echa carbón a una nueva polémica. No han dejado de llover acusaciones sobre lo mal que se representa a la cultura maya en la película. Los mayas, dicen, conocían de astronomía y arquitectura, eran grandes médicos y filósofos. Se nota que repiten de memoria lo que aprendieron en la escuela. (Si no me creen, pregúntenle a esos detractores de Apocalypto cual es la importancia de haber descubierto el cero. A ver que contestan) Se nota un tufo de patrioterismo en estas críticas. Un deseo de defender lo propio. Para muestra, un botón:
“Los mayas fueron tan grandes y tan importantes que es verrdaderamente vergonzoso verlos como salvajes gritando, entre otras monerías igualmente horrendas. En lugar de Apocalypto debería de llamarse Aporquería. Y lo preocupante es que esta película dará la vuelta al mundo y quien no conozca la historia de México (y no sólo de México, sino del mundo maya que abarca mucho más) creerá en tanta tontería que escuchará y verá en este film.”
Lo preocupante no es que la película le de la vuelta al mundo, si no que alguien vaya a tomar lecciones de Historia una película de Mel Gibson. Los que eso pueda suceder, sin embargo, se engañan por partida doble. Nadie se sintió más preocupado por la crisis energética después de ver Mad Max. Ninguna revuelta popular tuvo su origen en Braveheart. La policía del mundo no contrató a personas sicológicamente desbalanceadas para combatir el crimen —las contrato para otras cosas— después de ver Arma mortal. A George W. Bush no le importó el argumento de El patriota.
Apocalypto es muchas cosas, pero ninguna de ellas es un intento de recreación histórica. Película gore disfrazada de aventura histórica, metáfora de los equívocos de la guerra de Irak, suma enciclopédica de las modalidades en que un ser humano puede asesinar a uno de sus congéneres: en ningún momento Apocalypto demuestra tener pretensiones de documental.
Eso sí, es una muy entretenida película de persecución, un tanto excesiva, con una fotografía muy extraña. Es, en pocas palabras, otra película de Crazy Mel. Buena para verla si no hay nada que hacer el domingo o si eres fanático del gore. Buena para pasarte un rato palomero con lo cuates. Si quieres divertirte, ve Apocalypto. Si quieres aprender de la cultura maya, ve a una biblioteca.
Tercera y última aproximación: Los elfos y enanos de El señor de los Anillos no existen. Esta cinta no narra los sucesos en una época anterior de la Tierra. Las aventuras de Bob Esponja no denigran la hombría de las esponjas marinas. Para el caso, las esponjas no hablan. Sólo hablan gracias a la magia del cine. Los eventos de Apocalypto no sucedieron en realidad. ¿Pero eso ya deberías de saberlo, verdad?
Comentarios
Y es que tienes tanta razón. Lo que me angustia es que el(la) que hizo tal comentario podría estar en lo cierto respecto a que la gente cree todo lo que ve en la tele o en el cine. Que Dios nos ampare.
La televisión es para divertir cierto. Pero existe una responsabilidad social también.
Una empresa, aunque su objetivo sea ganar el mayor dinero posible, tiene la responsabilidad social de cuidar el ambiente, de ofrecer un salario justo, de ofrecer condiciones de seguridad en el empleo, y similares. Las empresas del nuevo siglo tienen que ser socialmente responsables.
Lo mismo con la TV. Los noticieros tienen que presentar una imagen de la realidad que sea responsable, no repetir y obviar noticias y desinformación.
Los programas deben de sustentar ciertos valores de convivencia y así. Por ejemplo, yo apoyo al 100% que se banneen a las modelos tallas Cero de las pasarelas españolas y televisiones de ese país. Promueven habitos alimenticios que dañan a las chavitas en autoestima y fisicamente.
Creo que aunque la TV es un negocio, se debe de preguntar si realmente solo DEBE ser un negocio.
En paises, como Inglaterra y Finlandia, las televisoras no siguen un formato comercial, son Empresas "Broadcasters" que son parte del gobierno, BBC por ejemplo. No voy a argumentar que es mejor o peor, solo que hay alternativas a la televisión 100% en manos capitalistas anti-éticas (O preguntale a Murdoch si no).
Aunque en una cosa si estoy de acuerdo al 100%. En apocalypto hay tanta información relevante, como en la Pasión, datos bíblicos.
Agoran: Está bien que sea tu trabajo, pero no te creas eso. Una empresa debe cuidar el ambiente, de ofrecer un salario justo, de ofrecer condiciones de seguridad en el empleo, y similares por ley, no por una supuesta "responsabilidad social" que obviamente no está regulada ni regimentada.
Lo de los noticieros me extraña que lo digas. Ninguna de las grandes cadenas fue imparcial en el 9/11 y la guerra de Irak... y no les costó
nada.
"Por ejemplo, yo apoyo al 100% que se banneen a las modelos tallas"... Ajá, y supongo también apoyarías que se impidiera la aparición de inmigrantes en la TV europea porque daña la identidad nacional. ¿Qué valores gobiernan esta supuesta "responsabilidad social"?
"Creo que aunque la TV es un negocio, se debe de preguntar si realmente solo DEBE ser un negocio."
Sí. Debe de serlo. Lo anti-ético es dejar de ser un negocio para convertirse en policía o, peor aún, educador. Las empresas no necesitan ser hipócritas, i. e, "socialmente responsables", sólo debe haber leyes que regulen apropiadamente su comportamiento.
¿O entonces Disney debía de rehusarse a distribuir Apocalypto por ser una empresa "socialemnte responsable"? ¿Nadie la debió distribuir?
Saludos
gracias
www.oktomanota.com
Me gustó tu blog, lo visitaré con más frecuencia. Saludos
Y mi comentario (no crítica, para hacer una crítica se necesita mucho más) no tiene un "tufo de patrioterismo" (solo lo tiene para ti, pero ello es característica de nosotros, los mexicanos), solo expreso lo que pienso y vi en la película (tu expresas lo que piensas y viste en la película, y se respeta). Y no defiendo lo "mio", porque no lo es, la Cultura maya no solo es de México ni un objeto para apropiarse.
Vengo hasta ahora porque alguien me informó sobre tu comentario al mio en mi blog.
Magda