¿Qué nos deja un sistema educativo que ha olvidado la importancia de las humanidades? La respuesta es sencilla: vacas muertas. En la siguiente nota, traducida de Whudda W.A.S.T.E, con permiso expreso del autor, un profesor universitario comparte su visión de una sociedad en la que el pensamiento crítico toma segunda mano ante el entrenamiento laboral.Axia college
Había una vez un granjero que se dio cuenta de que podía comprar bolsas de aserrín mucho más baratas que las de alimento y este descubrimiento le dio una idea. Mezclaría un poco de aserrín en las bolsas de comida y así se ahorraría un poco de dinero para alimentar al ganado. Comenzó a mezclar sólo un poco de aserrín, luego un poco más, hasta que, finalmente, una semana, no le daba más que aserrín a sus vacas. Fue a una granja vecina a presumir su brillante idea y llevó al vecino de regreso a su granja para mostrarle como había llevado a cabo su plan.
Cuando los dos granjeros regresaron a ver como iban las cosas, encontraron a todo el ganado muerto.
Mi madre solía contarme esa historia… No recuerdo bien por qué, pero parece extraordinariamente apta para describir el estado de la educación en nuestro país. Nuestra idea sobre la importancia de la educación, como las ideas del granjero sobre la importancia de alimentar a sus vacas, es tal que pensamos que podemos agregar un poco de aserrín a la mezcla sin hacer ningún daño. Y bien, la vaca ha muerto.
Traten de entenderlo. Disciplinas tales como Arte, Lengua, Filosofía, Historia y Ciencias Políticas, que pueden ser llamadas Humanidades, han dejado de ser reconocidas en nuestro país como valuables. Simplemente, se asume que estas disciplinas no tienen nada que enseñarle a una persona normal. Sus objetos de estudio parecen, en el mejor de los casos, triviales.
Por supuesto, esto lo dicen quienes nunca han estudiado ninguna de las Humanidades y podría agregarse que en su ignorancia no tienen idea de lo que se están perdiendo: pensamiento crítico. La habilidad de descubrir fallas en el discurso de nuestro presidente, por ejemplo, es poco más que un juego de naipes. Los cristianos instruidos en la idea de “ama a tu vecino” apoyan activamente la Guerra: no se dan cuenta de la paradoja — no pueden hacerlo. La ausencia de cualquier educación más allá de la necesaria para el trabajo que desempeñan los hace estúpidos. Critican a aquellos que leen a Chaucer porque hacer el esfuerzo de leer a Chaucer les parece estúpido. Al contrario, pasar horas y horas viendo Survivor es socialmente aceptable. Al devaluar las Humanidades, hemos creado una cultura en la que ser idiota es muy cómodo — de forma que creen tener el derecho de burlarse abiertamente de los que son más listos que ellos. Por qué no habrían de hacerlo si son casi aplaudidos para celebrar su mediocridad.
Por poner un ejemplo, hace poco rechacé un empleo para trabajar con la universidad en línea AXIA. Quisiera explicar por qué. La compañía maneja salones de clase por internet y paga 1235 dólares por nueve semanas de clase. En esas nueve semanas, los instructores deben calificar 4 trabajos, manejar la clase y estar disponibles de 4 a 8 entre semana y de 5 a 9 los domingos. Pregunté si esto quería decir que tenía que pasar veinte horas a la semana frente a la computadora. Me dijeron que no, no tenía que estar en la computadora, simplemente tenía que estar disponible para responder los mensajes de mis alumnos. Nótese que no hay diferencia alguna entre estas dos actividades.
Hagamos algunas cuentas. Estar frente a tu computadora 20 horas al día durante nueve semanas son 180 horas de trabajo. Agreguemos a éstas otras 10 horas para calificar cada uno de los trabajos, 40 horas en total, y tenemos 220 horas por 1235 dólares. Alisten sus lápices para hacer una división. Esto quiere decir que Axia espera instructores de Lengua por 5.61 dólares la hora – un poco menos de lo que te pagan por trabajar en un McDonald’s.
Me atrevo a proponer una idea: quizá la creación de personas capaces de pensar debiera ser algo digno de admiración. No se que tan parcial sea sobre esto, pero es muy común que escuche a alguien quejarse de lo estúpidos que son todos los demás. Pues sí. Nadie está enseñando a nadie como pensar major. De hecho, aquellos que lo hacen son castigados. Los cursos que enseñas pensamiento profundo están rebajados por el aserrín de los cursos de memorización y aprendizaje de un trabajo. Me parecería muy sencillo culpar a Axia por el insulto a la educación que implican sus salarios, pero desafortunadamente no puedo echarle la culpa a esa institución. Son, por supuesto, oportunistas, pero ellos no crearon la oportunidad. Lo que Axia hace es abusar de instructores desesperados. Si el sistema funcionase, si nuestros valores estuviesen en el lugar correcto, no habría instructores desesperados que Axia pudiese contratar. Las oportunidades de trabajo para gente entrenada en enseñar a los demás a pensar son tan pocas como el mercado para la gente que ha demostrado ser capaz de pensamientos profundos. Si no fuera así, Axia habría quebrado hace mucho tiempo.
Monstro es uno de los brillantes anotadores a The Chumps of Choice, una memoria dedicada a la lectura grupal de Against the Day. Mantiene, además, una memoria propia, de excelente factura, en Whudda W.A.S.T.E, gracias a la cual sé que monstro radica en Northampton y es profesor de lengua inglesa a nivel universitario, con 21 años de experiencia. Como el nombre de su memoria indica, es un fanático de Thomas Pynchon.
Comentarios
Cuando eso pasó, todos estaban sorprendidos. ¿Qué saben ellos sobre empresas, encuestas y lo que se hace aquí?
La respuesta fue muy sencilla. Puedo enseñarle los trucos y mañas a alguien que sabe pensar, pero no puedo enseñarle a pensar a alguien que solo sabe hacer trucos y mañas.
Concuerdo absolutamente con tu post. Siendo egresado de mercadotecnia del tec, te puedo decir que es una educación que no vale lo que cuesta. Ahora con mi educación más humanista, es decir teniendo las dos perspectivas, te puedo decir que es absolutamente necesario y valuable.
Edgar, concuerdo completamente. Habrá alguna razón de peso para mantener a los profesores sumidos en la pobreza?