Durante cuatro años, del 2002 al 2006, intenté escribir una novela. Todavía hay en el disco duro de mi computadora unas 1,000 cuartillas de escenas, notas, esbozos de personajes y garabatos de ese proyecto inacabado. Me resisto a borrarlas porque algunos de esos fragmentos se vuelven cuentos o reflexiones o ideas para otras cosas y también porque francamente si algo sobra es espacio de almacenamiento. Empecé a escribir esa novela un poco por desesperación, porque tenía la idea un libro que quería leer pero no encontraba por ninguna parte, así que decidí escribirlo. Más bien, intenté escribirlo. No tenía ni la menor idea de cómo hacer una novela: pensaba que sí, porque había leído muchas, pero la verdad es que no sabía en que me estaba metiendo. Recuerdo muy bien, por ejemplo, el momento en que el protagonista de la novela se despierta en su casa, descubre que su mujer lo ha dejado y sale a la calle. Lo recuerdo muy bien porque levantar al personaje de la cama fue una tarea titánica. No...
"La realidad es sólo una fantasía exageradamente bien peinada"