Hace una semana soñé que era una mujer de 45 años, con dos niños pequeños, que está tratando de escribir una novela. Toda la familia la apoya, los chicos no molestan a mamá cuando llega del trabajo porque "está escribiendo" y su padre —ella es divorciada— prepara la cena a los muchachos y los mete en cama. Aún así, no encuentra tiempo suficiente para terminar la novela, porque la llaman con pendientes del trabajo o tiene que sacar la ropa de los hijos de la lavadora o el auto se descompone.
Mientras escribo esto, la novela está prácticamente terminada. Faltan unas 10 cuartillas por aquí, y algunos párrafos sueltos por allá, pero está lista. Tengo en una nota una enorme lista de cosas que debo revisar: cosas que deberían de pasar y no estoy seguro que estén ahí, asegurarme de que los personajes no estén en dos lugares al mismo tiempo o desaparezcan súbitamente de una escena, que todos los datos sutiles pero importantes estén y aparezcan en el momento apropiado, cosas así. He abandonado la idea de jugar Mother 3 para distraerme porque el juego resultó ser mucho más largo de lo que pensé y no me daría tiempo de revisar todo. Tampoco leo o leo muy poco: estoy a punto de terminar Housekeeping vs The Dirt pero no ayuda en nada a calmar la ansiedad de terminar la novela. Leer que a Hornby una novela le parece deliciosa, divertida o profunda sólo ayuda a que me pregunte si la novela que escribo es profunda o divertida o deliciosa. Creo que me parecía más divertida hace dos semanas, o al menos me parecía entretenida. El caso es que justo por este tipo pensamiento Nick Hornby no parece ser la mejor elección, de momento.
También estoy leyendo The Hacker Crackdown de Burce Sterling en mi e-reader. Resulta ser una excelente lectura en estos casos, porque Bruce Sterling es un excelente escritor, su estilo no se parece en nada a lo que estoy escribiendo y eso reduce la ansiedad de que yo no lo esté haciendo lo suficientemente bien, y leer sobre el ataque del gobierno de Estados Unidos a los hackers 20 años después pone muchas cosas en perspectiva. Además una buena parte de mi siguiente proyecto, Excalibur, tiene que ver con hackers, por lo que me he estado documentando sobre el asunto. No va a ser una novela de hackers, para nada, pero la capa exterior de la novela tiene mucho que ver con ese submundo.
Es curioso que The Hacker Crackdown haya resultado el primer libro completo que vaya a leer en mi e-reader. Empecé, también, a leer The Amazing Adventures of Kavalier & Clay de Michael Chabon, pero es demasiado bueno y temo no poder darle la atención que se merece, de momento. La idea de que no todos mis libros estén en el e-reader se vuelve chocante a ratos. La mera conveniencia de tener los 4 o 5 libros que leo a la vez cargados en el dispositivo me llama mucho la atención. Si pudiera cambiar mi biblioteca por su versión digital sería feliz: tendría mucho espacio libre para otras cosas y los libros digitales guardan mucho menos polvo. Me dan muchas ganas, por ejemplo, de comprarme algunos clásicos de Penguin, porque navegar entre las notas y el texto principal es mucho más cómodo en el e-reader. Así que tengo un gran problema entre los libros en papel que me acabo de comprar y los que van en el e-reader. El papel súbitamente se ve muy poco atractivo.
Mientras escribo esto, la novela está prácticamente terminada. Faltan unas 10 cuartillas por aquí, y algunos párrafos sueltos por allá, pero está lista. Tengo en una nota una enorme lista de cosas que debo revisar: cosas que deberían de pasar y no estoy seguro que estén ahí, asegurarme de que los personajes no estén en dos lugares al mismo tiempo o desaparezcan súbitamente de una escena, que todos los datos sutiles pero importantes estén y aparezcan en el momento apropiado, cosas así. He abandonado la idea de jugar Mother 3 para distraerme porque el juego resultó ser mucho más largo de lo que pensé y no me daría tiempo de revisar todo. Tampoco leo o leo muy poco: estoy a punto de terminar Housekeeping vs The Dirt pero no ayuda en nada a calmar la ansiedad de terminar la novela. Leer que a Hornby una novela le parece deliciosa, divertida o profunda sólo ayuda a que me pregunte si la novela que escribo es profunda o divertida o deliciosa. Creo que me parecía más divertida hace dos semanas, o al menos me parecía entretenida. El caso es que justo por este tipo pensamiento Nick Hornby no parece ser la mejor elección, de momento.
También estoy leyendo The Hacker Crackdown de Burce Sterling en mi e-reader. Resulta ser una excelente lectura en estos casos, porque Bruce Sterling es un excelente escritor, su estilo no se parece en nada a lo que estoy escribiendo y eso reduce la ansiedad de que yo no lo esté haciendo lo suficientemente bien, y leer sobre el ataque del gobierno de Estados Unidos a los hackers 20 años después pone muchas cosas en perspectiva. Además una buena parte de mi siguiente proyecto, Excalibur, tiene que ver con hackers, por lo que me he estado documentando sobre el asunto. No va a ser una novela de hackers, para nada, pero la capa exterior de la novela tiene mucho que ver con ese submundo.
Es curioso que The Hacker Crackdown haya resultado el primer libro completo que vaya a leer en mi e-reader. Empecé, también, a leer The Amazing Adventures of Kavalier & Clay de Michael Chabon, pero es demasiado bueno y temo no poder darle la atención que se merece, de momento. La idea de que no todos mis libros estén en el e-reader se vuelve chocante a ratos. La mera conveniencia de tener los 4 o 5 libros que leo a la vez cargados en el dispositivo me llama mucho la atención. Si pudiera cambiar mi biblioteca por su versión digital sería feliz: tendría mucho espacio libre para otras cosas y los libros digitales guardan mucho menos polvo. Me dan muchas ganas, por ejemplo, de comprarme algunos clásicos de Penguin, porque navegar entre las notas y el texto principal es mucho más cómodo en el e-reader. Así que tengo un gran problema entre los libros en papel que me acabo de comprar y los que van en el e-reader. El papel súbitamente se ve muy poco atractivo.
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