Un Anillo para gobernarlos a todos
Un Anillo para encontrarlos,
un Anillo para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas
en la Tierra de Mordor donde se extienden las Sombras
J. R. R. Tolkien
Hablar de la ley del libro, es, casi siempre, hablar de un aspecto muy específico de la ley: el precio único. Un precio para dominarlos a todos, un precio para atraerlos a todos y atarlos a las tinieblas del monopolio, según argumentan los detractores a la ley. Nada explica mejor la forma de pensar de los enemigos del precio único que la siguiente nota, de la agencia EFE, referente a la situación de España:
Calvo quiere prohibir los descuentos a los libros para no convertirlos en "mercancías"
[…]La propuesta central de la nueva ley consiste en prohibir la competencia entre librerías para ofrecer descuentos a los lectores. El Ministerio impondrá "el precio único de los libros –no fijo, porque los precios cambian con el tiempo–".
[…]No más caros, pero tampoco más baratos (Nota completa)
Nótese la malicia con la que se escribe el encabezado. Primero, las comillas rodeando la palabra “mercancías”, que no deja muy bien parada a Carmen Calvo, ministra de Cultura española, la cual, siempre de acuerdo al encebazado, quiere “prohibir los descuentos”. Es decir, que es una idea suya, casi como un capricho y por lo tanto no es una idea del Ministerio de Cultura, que no ha hablado con otros Ministerios, ni con libreros ni con editores (aunque el cuerpo de la nota diga lo contrario). Lo más importante, esta ley tiene el terrible propósito de “prohibir los descuentos” y no de fijar un precio único.
Huelga decir que la nota no se molesta en explicar porque el precio único podría beneficiar al lector, pero si le alcanza el espacio para aventarse la puntada de decir que los libros no serán más caros, pero tampoco más baratos (sino todo lo contrario, habrían agregado aquí en México). “Más baratos” es aquí la palabra clave, porque el precio único parece atacar la base misma de la sociedad: el sacrosanto derecho del consumidor a conseguir un mejor precio.
Nadie piensa aquí en el sacrosanto derecho del lector a conseguir un mejor libro. Esto atiende a una razón obvia pero paradójica. Los que atacan la ley libro quieren fervientemente un descuento a la hora de comprarlos, esto es la parte obvia; digo que es también una razón paradójica porque luchan por el descuento para comprarlos, pero después no los leen.
* * *
Para entender claramente los argumentos a favor de la ley del libro, lo mejor es leer un artículo publicado en Letras Libres, “Librerías y precio fijo” y después seguir con “La ley del libro en México”, que a pesar de llevar el nombre del país, se podría aplicar a otras partes.
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