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Confesiones de un fanboy. Cuida te de La sombra

Si no lo has hecho, puedes leer antes:

Justo ahora leía una nota sobre la mentira. El título de esa serie es Confesiones. Eso lleva a pensar en algo que no se ha dicho. Es decir, que o lo guardo como un secreto o que he mentido. Habrá que hacer justicia a estas confesiones y comenzar por hacer una muy importante: soy un mentiroso. Claro, cualquiera miente, pero para mi la mentira es algo que me define. Es decir, no sólo miento por necesidad. También miento por placer. Y miento por que sí.

No sólo eso. Puedo decir que soy un mentiroso de la misma forma en que digo: soy un estudiante de literatura, soy mexicano, tengo los ojos verdes. Si le preguntas a alguien cuales son mis defectos, raramente dirá que soy mentiroso. Por eso creo que soy uno bueno. La clave está, según pienso, en que para ser un buen mentiroso, tienes que creerte a pie juntilla todas tus mentiras.

Esto tiene varios corolarios. Uno, la mentira efectiva ha de ser sencilla. Otro, una mentira efectiva no debe ser consistente. La verdad nunca es consistente. No existe la coartada perfecta. Sólo lo falso puede aspirar a la perfección. Luego entonces, una buena mentira es la que se hace pasar por verdad y tiene tantos huecos como esta. Otro corolario, nunca esperes que los demás crean tus mentiras. No te esfuerces en que lo hagan. Generalmente, la gente también duda de cosas ciertas. De todo esto se desprende: la mejor mentira es la que se parece a la verdad: maloliente, dudosa, inexacta.

Considérese el siguiente ejemplo: Yo decía que mi objetivo en la vida era ser ingeniero. Lo admito, como objetivo no es gran cosa, pero era lo que decía. Decía, también, que tenía bastante claro lo que quería en la vida. Tenía bien claros mis sueños imposibles, los ideales alcanzables, lo que para mi quería decir fallar.

He aquí, supongo, el único inconveniente de una mentira. De cualquier mentira, incluso de una muy buena. Enfrenta una mentira con otra, súmalas, derívalas, intégralas en un rango de cero a infinito, llévalas al plano de Laplace y luego traza con ella una gráfica tetradimencional. El resultado es cero. Nada. Nihil, Frente a la verdad (o al mentira no descubierta) la falsedad sostiene su pretensión. Entre espejismos, sin embargo, el juego se revela como tal; es hora de mostrar la mano y contar los puntos.

¿Dónde te enfrentas contra la mentira? En la ficción. En este caso, en un libro. ¿Cualquier libro? En mi caso, uno en particular. Harry Potter y la piedra filosofal. Estudiosos de la literatura, alármense. Leí a Shakespeare y salí incólume. Ulises me mostró su Irlanda y su Egeo, pero no un espejo. Esa tarea le estaba reservada a Potter.

Quizá. O quizá no. Tal vez he estado mintiendo todo este tiempo.

Comentarios

George Braque decía algo que casa perfecto con tu post:

"la verdad viaja más lenta que la mentira".

Veremos...
Unknown dijo…
Cad día te conozco un poco más, solo espero que lo nuestro no sea una mentira que te has creido a pie juntilla, para mi ha sido una verdad inegable.
Besos, te amo

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