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¿La generación inexistente?

Sí, ya había dicho que no valía la pena leer el Milenio. En la idea de que cualquier cosa interesante sobre ese periódico sería blogueada, me encuentro con que desde Ombloguismo está vinculado un artículo de Laberinto, el suplemento “cultural” de Milenio.

Tomado del suplemento Laberinto de Milenio Diario

Este ensayo discurre acerca de los escritores mexicanos nacidos en los setenta, sobre los problemas que enfrentan y la ausencia de una obra que los legitime y les permita solventar una disyuntiva: construir el Gran Tema o escribir una obra honesta en solitario.

El artículo es una enorme chorrada. Es una oda a la lástima y a la conmiseración. Más aún, es un artículo que habla sobre problemas irreales de un lugar irreal, un problema insoluble porque no existe, un gran hombre de paja.

Jaime Mesa comienza diciendo que los escritores mexicanos nacidos en los setenta no han hecho nada por demostrar su valía porque “un puñado de primeras novelas o segundas o terceras no es obra”. Así, con unos escritores sin rostro, hasta me la podría creer. El problema empieza cuando cita a algunos de estos escritores. ¿En qué mundo vive este tipo? ¿De verdad piensa que Alberto Chimal no tiene obra? ¿De verdad, con desparpajo, no puede darse cuenta de que Antonio Ortuño o Rafael Lemus tienen obra?

Para el autor del artículo, parece que tener obra implica el hecho de que nadie ha vuelto a escribir una novela de la talla de La región más transparente. Yo doy gracias a eso, porque si bien soy el defensor número uno de Carlos Fuentes (a veces creo que soy el único) La región más transparente es una obra que no está soportando bien el paso del tiempo. Es, al fin y al cabo, una primera novela. Si la comparo con los cuentos de Alberto Chimal, con la crítica de Lemus o con El buscador de cabezas de Ortuño, la única gran diferencia que leo es extraliteraria; justamente, la fama. Con algo de suerte, esas obras soportarán mejor el paso del tiempo.

Mesa se inventa un montón de problemas estúpidos e inexistentes sobre la novela. Dice que ya no se puede escribir “Salinas de Gortari” en una novela. Algo que ni por error hizo Villoro en El testigo, algo que ni por error hizo Andrés Acosta en Doctor Simulacro. Dice que la generación de los setenta le tiene miedo a las nuevas tecnologías, porque Alberto Chimal no tuvo durante muchos años uno de los blogs más leídos en la blogósfera hispana, porque Antonio Ortuño no enviaba por correo electrónico su primera novela a quién se lo pidiera. Escribe de un problema sobre si escribir de México o no escribir de México, problema que sólo existe en la mente de algunos críticos segundones y en el manifiesto del Crack (ni siquiera en sus obras). Habla sobre los escritores que buscan escribir una “obra honesta” como si de verdad ese fuese un camino nuevo, propio del individualismo del nuevo siglo, sin pensar que esa idea ya la pontificaba Hemingway (¡Dios, Hemingway!) en una época bien distinta. La tempestad de Shakespeare es una obra honesta, José Martí era un hombre honesto.

Mesa termina preguntándose si “¿estará entre ellos [la lista de autores nacidos en los setenta] el autor que se inscriba sólidamente en la tradición de la literatura mexicana?” Yo me pregunto, ¿podrá haber una pregunta más lela? ¿A quien le importa todavía tal cosa como la tradición literaria mexicana? Seguro, a los lectores, no. ¿Quizá a algún crítico que ya no sabe cómo encarar su oficio? Hace tiempo que dejé de leer la nacionalidad de los autores (o nunca lo hice). Me interesa saber en que lengua escriben, para saber si estoy frente a una traducción. Lo que me interesa de verdad es lo que está entre las tapas del libro. Eso seguro ya lo tienen Ortuño y Chimal, Rafael Lemus y Tryno Maldonado y quizá alguno de los demás de la lista que no he leído. ¿Serán una generación? ¡Qué me importa!

Comentarios

Laberinto tiene demasiadas páginas para tan poco contenido. Y eso que no hablo de la última página.
Y bueno, el concepto problemático de "generación" o de "tradición" es lo que hizo que abandonara mi anterior tema de tesis de maestría.
En otro orden de cosas, estimado René, me gustaría contactarte por e-mail para hacerte una propuesta acerca de Roberto Bolaño para una revista en la que soy Coordinador editorial. ¿Podrías hacerme llegar tu correo electrónico? Dejo el mío: fabricadepolvo@yahoo.com.mx

Saludos
Lei con cuidado el texto y, coincido, qué sarta de pendejadas, en primera persona apunta el autor que los nacidos en los setenta no utilizamos el lenguaje de manera creativa y dentro de su texto se lanza (o cita) joyas retóricas excesivas como:
“México fue en último término la novela más exitosa y fallida de la literatura y la cultura de casi un siglo”.
"Nuestros escritores tienen técnica pero no demonio interno." (¡qué putas es el demonio interno!)

"¿Sería una muestra de humildad necesaria imaginar que en estos momentos está naciendo una persona más inteligente y más sensible que nosotros y que, cuando haga la recopilación necesaria de lo que se publicó en la primera década del 2000, mencione nuestras novelas?" (ehhh!)

"Es la temporada del cimiento no de la cúspide." (Ajá)

"¿Estamos deslumbrados con la angustiosa o alentadora realidad de que somos los primeros escritores de este siglo y que a nosotros, con nuestras incertidumbres, incongruencias y soberbia, nos toca inaugurarlo?" (pus no que no tenemos Demonio INterno)

Y de la lista: ¿qué de comercial o trascendente tiene el Fondo Tierra Adentro, dicho sea con las reservas correspondientes?
¿Y dónde está BEF? ¿Qué se entiende por "literatura"?

En fin. Disculpa la extensión del comentario, pero sí, qué mamada.
Beam dijo…
yo tambien le mando mi novela por correo electrónica a quien me la pida..

digo, si están interesados
jejeje
Unknown dijo…
El viernes pasado fui a la presentación de los "grandes hits..." de Tryno Maldonado en Puebla. Además de la aburrición total, salí con la impresión de que Jaime Mesa ha confundido la problemática de su generación con su crisis de los treintas. Si alguien de treinta diga que sigue en busca de su identidad, es porque no vivió en absoluto sus veintes. Más que definir a su "generación" eso de inexistente parece ser una rabieta de quien no está contento con nada.
Esa, es la opinión de un veinteañero cualquiera -digo, con eso de que la edad sí importa-, y Dios nos libre de llegar así a los treinta.

y que vivan los 80's

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