1. Así como la crisis financiera mundial ha puesto de moda los libracos de Ayn Rand, tal pareciera que el brote de influenza en México y Estados Unidos ha regresado a la popularidad a Naomi Klein, cuyas teorías sobre el "capitalismo de shock" (bueno, y casi todas sus teorías) habían resultado bastante golpeadas últimamente. Si The Shock Doctrine de Klein se vuelve un super éxito de ventas en los próximos meses, será una suerte de profecía autorealizada: toma a una población en estado de shock, diles que tu libro tiene la verdad sobre la situación y lo comprarán como dóciles ovejitas.
2. Hablando de dóciles ovejitas, en el Blog de la Redacción de Letras Libres se congratulan por no caer en la trampa de usar tapabocas, que son "escapularios" contra la enfermedad (como los sombreros de aluminio para proteger tus pensamientos de los alienígenas). Si le pregunta al director del Centro de Control de Enfermedades o básicamente a cualquier experto, le dirá que el tapabocas tiene muy poca utilidad para protegerse del contagio. Pero antes de unirse al canto de "yo no soy oveja, no uso tapabocas" considere que esta medida, así como estornudar contra el hueco del codo, está más bien orientada hacia que usted no contagie el virus en caso de que ya esté infectado con la enfermedad del puerco. Bueno, eso y que hay mejores formas de reforzar su individualidad.
3. Al que seguro le dio la enfermedad del puerco (o al menos una influenza "sospechosa") fue a Manuel Camacho Solís. Para mí, su pluma habría sido el lugar menos pensado para encontrar una historia verdaderamente humana y centrada sobre la enfermedad, pero lo es. "Que esta experiencia nos sirva a todos para humanizarnos y para confirmar el grado de responsabilidad colectiva de los ciudadanos que permite en nuestra ciudad hacer cosas que difícilmente se podrían hacer en otras metrópolis". Y sí.
4. Los amantes de las conspiraciones buscan a quién culpar del brote. Los de derecha buscarán culpar a Marcelo Ebrard de un mal manejo de la situación en la Ciudad de México. Los de izquierda culparán a Calderón de no tener en control a los gobernadores para mitigar el brote al interior del país. Los globalifóbicos acusarán al gobierno de Estados Unidos de crear genéticamente el virus.
Deseo de corazón que la situación no llegue al nivel de que ya nadie piense en reclamar.
5. En un comentario a la entrada anterior de esta serie, me preguntaban si esto no se estaría aprovechando como cortina de humo. Eso es seguro. Los narcotraficantes, por ejemplo, están aprovechando que las autoridades están volteando para otro lado para ajustar cuentas sin que los interrumpan. Naomi Klein mejorará las ventas de su libro. Camacho Solís sorprenderá a propios y extraños. Las farmaceúticas y los fabricantes de tapabocas harán su agosto en mayo. Se votarán leyes y pasarán reformas aprovechando la distracción. Pero si Vicente Fox pudo ganar las elecciones presidenciales sin influenza de por medio, ¿quién nos asegura que en verdad nos volvemos más estúpidos por el shock?
2. Hablando de dóciles ovejitas, en el Blog de la Redacción de Letras Libres se congratulan por no caer en la trampa de usar tapabocas, que son "escapularios" contra la enfermedad (como los sombreros de aluminio para proteger tus pensamientos de los alienígenas). Si le pregunta al director del Centro de Control de Enfermedades o básicamente a cualquier experto, le dirá que el tapabocas tiene muy poca utilidad para protegerse del contagio. Pero antes de unirse al canto de "yo no soy oveja, no uso tapabocas" considere que esta medida, así como estornudar contra el hueco del codo, está más bien orientada hacia que usted no contagie el virus en caso de que ya esté infectado con la enfermedad del puerco. Bueno, eso y que hay mejores formas de reforzar su individualidad.
3. Al que seguro le dio la enfermedad del puerco (o al menos una influenza "sospechosa") fue a Manuel Camacho Solís. Para mí, su pluma habría sido el lugar menos pensado para encontrar una historia verdaderamente humana y centrada sobre la enfermedad, pero lo es. "Que esta experiencia nos sirva a todos para humanizarnos y para confirmar el grado de responsabilidad colectiva de los ciudadanos que permite en nuestra ciudad hacer cosas que difícilmente se podrían hacer en otras metrópolis". Y sí.
4. Los amantes de las conspiraciones buscan a quién culpar del brote. Los de derecha buscarán culpar a Marcelo Ebrard de un mal manejo de la situación en la Ciudad de México. Los de izquierda culparán a Calderón de no tener en control a los gobernadores para mitigar el brote al interior del país. Los globalifóbicos acusarán al gobierno de Estados Unidos de crear genéticamente el virus.
Deseo de corazón que la situación no llegue al nivel de que ya nadie piense en reclamar.
5. En un comentario a la entrada anterior de esta serie, me preguntaban si esto no se estaría aprovechando como cortina de humo. Eso es seguro. Los narcotraficantes, por ejemplo, están aprovechando que las autoridades están volteando para otro lado para ajustar cuentas sin que los interrumpan. Naomi Klein mejorará las ventas de su libro. Camacho Solís sorprenderá a propios y extraños. Las farmaceúticas y los fabricantes de tapabocas harán su agosto en mayo. Se votarán leyes y pasarán reformas aprovechando la distracción. Pero si Vicente Fox pudo ganar las elecciones presidenciales sin influenza de por medio, ¿quién nos asegura que en verdad nos volvemos más estúpidos por el shock?
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