Un milagro posmoderno: David Foster Wallace se manifiesta en la cara de un pan tostado. |
Ha llegado el momento de cuestionar seriamente la tesis que parece central a The Pale King, la idea de que la capacidad de elegir a qué poner atención y estar consciente de esa elección conduce a una buena vida. Esta necesidad me llegó cuando estaba a media lectura del capítulo 27, en el que se describe la inducción de los recién llegados examinadores al centro de Administración Tributaria de Peoria.
Cuando leí ‘Who’d like to hear another example illustrating the idea of collecting information versus processing data?’ quería levantar la mano y decir 'Me, me'. Eso me llevó a pensar que más que poner en acción una tesis (filosófica o moral), Wallace me estaba ofreciendo una respuesta. Y como dice el ocultista Eliphas Levi, cuando alguien te ofrece respuestas, o trata de venderte algo o quiere que te unas a un culto. ¿Insertó Wallace un infomercial a su propia teoría moral en la mitad del libro? Después de todo, no importa que tanto admire a David Lynch, el tipo es un comercial ambulante de la Meditación Trascendental y en verdad cree que si el 1% de la población se une en oración el mundo puede tener un cambio trascendental (también lo cree el gobernador de Texas). Así que me tengo que preguntar, David, tu quoque?
Tomo en cuenta los siguientes puntos:
* Ya en la nota anterior mencionaba que el centro del IRS en Peoria podría entenderse como una metáfora. Pero la propia IRS de Wallace puede entenderse como una alegoría. Belerofonte no es el símbolo del IRS, ni su lema es "Alicui tamen faciendum est" —Wallace ofrece muchas traducciones de ese lema, todas erróneas. Mi propia traducción, a partir de mis oxidadas nociones de latín, me dice que significa "Sin embargo, esto debe hacersele a todos" (o: "esto debe hacerse en alguna parte", que me convence más)—.
Sí, la línea 31 en la forma 1040 de 1978 es el Adjusted Gross Income, y es la última línea de la primera página de la forma (actualmente la línea 31 no existe). Pero es obvio que Wallace altera los detalles para que sirvan a su propósito.
* Sin embargo, no hay nada que haga pensar que trate de encubrir estos cambios. Cualquiera que pague impuestos en los Estados Unidos encontraría estos cambios notorios. Además, toda la parafernalia sobre que The Pale King es una memoria parece resaltar la falsedad de todo el asunto, su carácter de ficción (incluso, ficción especulativa o retroficción, como en The Man In the High Castle de Dick).
*El capítulo 25 se ha citado en varias reseñas como un ejemplo de los pasajes más terriblemente aburridos de la novela. Pero no es así en absoluto. Además de ser bastante corto como par aburrir, de hecho es la descripción de un trance místico (sospecho, no el único que encontraré):
‘Irrelevant’ Chris Fogle turns a page. Howard Cardwell turns a page. Ken Wax turns a page. Matt Redgate turns a page.[...] Ellis Ross turns a page. Joe ‘The Bastard’ Biron-Maint turns a page. Ed Shackleford opens a drawer and takes a moment to select just the right paperclip. Olive Borden turns a page. Sandra Pounder turns a page. Matt Redgate turns a page and then almost instantly turns another page. Latrice Theakston turns a page. Paul Howe turns a page and then sniffs circumspectly at the green rubber sock on his pinkie’s tip. Olive Borden turns a page. Rosellen Brown turns a page. Ken Wax turns a page. Devils are actually angels. Elpidia Carter and Harriet Candelaria reach up to their Cart-In boxes at exactly the same time. R. Jarvis Brown turns a page. Ryne Hobratschk turns a page.[...] Ann Williams turns a page.
* La inclusión de la frase que resalto se explica en el capítulo siguiente, que habla sobre los phantoms que tientan a los examinadores en sus momentos de más alta concentración, lo cual recuerda historias similares en las tradiciones budistas e hinduistas: el burócrata como un iluminado que es tentado por el diablo.
* Todos los personajes de Pale King tienen algún rasgo de personalidad que les hace particularmente complicada la concentración: Cusk sufre ataques de sudor, Sylvanshine es un fact psychic (la mejor forma de entender esto es que el tipo tiene un twitter mental que no puede apagar), David Wallace tiene la cara cruzada por el acné, 'Irrelevant' Chris Fogle no puede dejar de hablar y tiene problemas con las drogas, etc.
Entonces, regresemos al capítulo 27, que a pesar de describir acciones que suceden en 1982, está dirigido fracamente a los lectores del siglo XXI. Destaco dos puntos en este capítulo. El primero, "Forget the idea that information is good". Olviden la noción de que la información es buena en sí misma. El segundo, "Information per se is just really a measure of disorder". Acá voy a extrapolar un poco y opinaré que lo que Wallace quería decir es que la información por sí misma es una medida de la entropía.
PRIMERA FUGA
Esta propuesta de Wallace, a nivel filosófico, me parece bastante interesante, porque contradice las bases de la teoría de la información, específicamente el Teorema de Shannon, que dice que:
Donde C es la capacidad del canal, B es el ancho de banda, S es la potencia de la señal de información y N es la potencia del ruido. Entre otras cosas curiosas, esa ecuación implica que, teóricamente, un canal sin ruido puede transmitir una cantidad infinita de información. El hecho de que el ruido no pueda reducirse a cero en la práctica tiene la implicación de que en toda transmisión de información siempre hay una degradación de la misma por causa de la entropía. Por lo mismo, a un nivel filosófico esta ecuación tiene implicaciones profundas, por ejemplo, en la forma en que aprendemos y en la que nos comunicamos.
Lo que Wallace propone en el capítulo 27, de hecho, es decir que conforme aumenta la información aumenta también el nivel de entropía, es decir, el ruído en el sistema, porque la propia información es ruido, y por tanto disminuye nuestra capacidad para transmitir dicha información. Lo cual quizá tenga que ver con la críptica frase de Wallace (personaje) en el capítulo 9: "I can’t think anyone really believes that today’s so-called ‘information society’ is just about information. Everyone knows it’s about something else, way down."
La conclusión lógico-poética de todo lo anterior sería decir que Internet es un canal "contado por un idiota, lleno de ruido y de furia, que no significa nada". Dejo como tarea al lector las implicaciones que tiene el Postulado de Wallace sobre la escritura de novelas, especialmente novelas de la envergadura de Infinite Jest.
FIN DE LA PRIMERA FUGA
Volvamos a la idea del centro del IRS en Peoria como una metáfora de nuestra mente, alimentada constantemente por una enorme cantidad de información, la mayoría irrelevante, que no cuenta con los recursos ni la organización suficiente para procesarla correctamente. Pensemos en la idea de Wallace de que "mantener el escritorio limpio", en términos metafóricos, es la forma de evitar:
Going through your comfortable, prosperous, respectable adult life dead, unconscious, a slave to your head and to your natural default setting of being uniquely, completely, imperially alone day in and day out. (This Is Water)
¿Tiene sentido esta idea? Hay un área de la cultura humana en que, con seguridad, no sólo tienen sentido sino que son relevantes, en la cual la obra de Wallace es su propia prueba: la literatura. Creo que, tanto la totalidad del discurso de Kenyon College como los fragmentos que nos llegan de The Pale King, salen de la única experiencia que Wallace sabe sincera y verdadera, su propia escritura. No lo hace explícito en ninguna parte de This Is Water y no lo ha hecho en lo que llevo del Rey Pálido, pero no creo errar en lo absoluto. Si hay un área del quehacer humano que requiere por fuerza de "atención, conciencia y disciplina, de ser capaz de preocuparse honestamente por otras personas y sacrificarse por ellas de mil formas distintas, una y otra vez" es justamente la escritura literaria.
SEGUNDA FUGA, QUE TIENE QUE VER DIRECTAMENTE CON LA PRIMERA
La tarea principal de un escritor es prestar atención. Harold Bloom, en su Canon, lo define como la capacidad de los personajes para escucharse. James Wood prefiere llamarlo telling detail. Una excelente muestra de este principio está en "El Aleph" de Jorge Luis Borges, en el cual el maestro argentino se enfrenta al problema de describir el infinito. Si recuerdan el Postulado de Wallace, es obvio que la peor forma de describir el infinito sería hacer una enumeración de todas las cosas, puesto que la propia cantidad de información (el conjunto de todas las cosas) provocaría tal cantidad de ruido que el resultado sería también sólo ruido y furia. Borges lo sabía bien y por ello se dedico a buscar una serie de elementos finitos que le permitieran transmitir la idea de lo infinito. El propósito del primer capítulo de The Pale King, "Past the flannel plains ... past the tobacco-brown river ... where untilled fields ..." es similar al de Borges.
Pero, en realidad, cualquier obra literaria se encuentra ante esta necesidad de atención, a la capacidad del escritor para elegir conscientemente, de todo el conjunto de la experiencia humana y el lenguaje con el cual trabaja, una sola palabra, la palabra siguiente, con el propósito de que esa larga cadena de palabras que va formando cree un nuevo significado. En esto la literatura difiere del resto de las Bellas Artes y le aporta su carácter único y valioso a la cultura.
Es por eso, creo, que a un escritor verdadero puedes identificarlo no por que su fotografía aparezca en la solapa de un libro, sino por su mirada, que parece absorberlo todo. La pura observación empírica es en lo que sustento esta tesis: tienen esta mirada Fuentes, Sarmago, James Ellroy, Agustín Fernández Mallo, Mark Danielewski, Roberto Bolaño, Goran Petrović y Juan Goytisolo. Esa mirada se puede ver en David Foster Wallace también. Lo que indica esa mirada que se parece tanto al aleph de Borges es que un verdadero escritor escribe todo el tiempo, no sólo cuando está sentado frente a un papel en blanco. Se desprende, también, que se puede ser escritor sin escribir un sólo libro.
FIN DE LA SEGUNDA FUGA
Aquí podría estar completamente equivocado, pero creo que lo que Wallace hace es tomar su propia experiencia —la árida, aburridísima y agotadora tarea de escribir una novela, la única tarea verdaderamente honesta y desinteresada que conoce o de la que es capaz— y extrapolar de ella una filosofía de vida, es decir, extraer una ética a partir de una poética. Debo decir que esta operación me parece cuando menos peligrosa y, en vista de la forma en que terminó la vida del autor, muy probablemente infructuosa. Me reservaré, empero, a hacer un juicio final hasta que haya terminado la lectura.
Ahora que me encuentro en la recta final de la novela, quedan muchas cosas más por comentar. Pero esta entrada ya es bastante larga, así que lo dejaré para las siguientes entregas de esta serie.
Comentarios
Otro tema, un poco más sencillo, que podría venir a cuento, y que de cierta manera reitera lo mismo, es la teoría de complejidad de Kolmogorov.