Twin Peaks o los hombres que no amaban a las mujeres Advertencia: este texto contiene la revelación del misterio esencial de las primeras dos temporadas de Twin Peaks: quién es el asesino de Laura Palmer. Revela más bien muy poco de las líneas argumentales de la tercera temporada, si bien su intención es esbozar algunas líneas para reflexionar sobre su desenlace. El 26 de abril de 1990, unos 17 millones de personas vieron lo que muchos críticos califican como una de las escenas más graciosas e inquietantes de la historia de la televisión. En el cuarto episodio de la primera temporada de Twin Peaks , “Rest in Pain”, un desconsolado Leeland Palmer —en una gran interpretación de Ray Wise— se lanza sobre el féretro de Laura, su hija asesinada, durante el entierro. El mecanismo elevador del ataúd se activa y padre e hija descienden juntos al agujero en la tierra, pero una avería provoca que se eleve de nuevo. Mientras Ray llora sobre la caja que contiene al cuerpo de su hija, el féret...
Comentarios
me cuesta trabajo creer que todavía hay "escritores" que se niegan a usar adverbios, porque alguien en cierta época los eliminó porque sonaban feo, y lo enseñó en la escuela, y lo continuó en los criterios editoriales... pero sorpresa, los adverbios son parte de nuestra lengua y deben ser utilizados.
pero más trabajo aún me cuesta que la crítica "profunda" para decir que uno no está de acuerdo con un premio, sea destacar que el autor usa adverbios... wow, y luego nos atrevemos a criticar los vicios de los viejos críticos que por lo menos se aseguraban de tener mayores argumentos (con razón o no) para emitir un juicio.
En fin, si quieres dialogar sobre lo que pones, aquí tienes el espacio.
También, Juan Marsé es un continuador del realismo galdosiano que nunca supera a Galdós, y que está anclado en los cánones estilísticos del siglo XIX, siendo, por tanto, un claro exponente de una escuela realista que está alejada de las corrientes de la modernidad y de lo que supone la novela contemporánea.
La propuesta narrativa de Juan Marsé está totalmente obsoleta y es una muestra más del fracaso de la novela española en el siglo XX (me refiero al país y no al idioma, pues los escritores latinoamericanos superan con mucho a los españoles -son pocas las excepciones-). Sólo hay que hacer un estudio comparativo para darse cuenta de ello, de acuerdo a los referentes de lo que se ha escrito en otros países durante el mismo periodo, donde los escritores españoles, en su gan mayoría, no están a la altura de los grandes novelistas franceses, alemanes y estadounidenses (por ejemplo).
Sólo hay que leer un poco para darse cuenta de esta realidad: no es una broma.
Sólo lo borré para hacer dos pequeñas correcciones (al principio y al final).
Yo mantengo lo que digo, y de tal forma lo expreso en una blognovela que publico en la actualidad, que lleva por título "El Mono Cibernético", donde critico la banalidad de la Época Supermoderna y sus manifestaciones literarias, y donde entro al detalle en mis apreciaciones.
Aquí les dejo el enlace:
http://www.ellibrepensador.com/el-mono-cibernetico-una-blognovela-de-pablo-paniagua/
1. No me voy a poner a defender a Marsé, que sus libros lo hacen solos, el problema son los argumentos. Ese "arte del buen escribir" que condena el "uso excesivo de adverbios terminados en mente" nos viene desde el neoclasicismo español, que con todo respeto para tu país, es el período más espantoso de sus letras. ¿No te parece incongruente denostar a un autor por obsoleto con un argumento todavía más obsoleto?
2. Rechazar a un autor por obsoleto es romántico (por lo tanto, obsoleto). El espíritu contemporáneo no rechaza: recicla y apropia. Claro que igual hablamos de otra contemporaneidad o enseñan diferente la literatura española en España. La modernidad tiene ya más de cien años, así que no veo de donde viene su mención.
3. Y al revés, en su gran mayoría, los escritores de de Alemania, Francia y Estados Unidos no se comparan a los grandes novelistas españoles. (Cf. "Salvo excepciones", Benedetti) Sin ir más lejos, nada le piden Vila-Matas, Javier Marías, Juan Marsé, Juan Goytisolo y un largo etcétera a sus contemporáneos de otras letras. (Quizá a los gringos, pero eso es tema aparte). Sería interesante ver ese estudio comparativo, creo que te darías varias sorpresas.
4. Gracias por la aclaración final. Nos leemos.
Aquí te paso una lista de autores donde habría que colocar, a su derecha, un novelista español de su mismo tiempo que lo iguale en cuanto a propuesta y calidad literaria:
Franz Kafka -
Marcel Proust -
James Joyce -
Thomas Mann -
Hermann Hesse -
Robert Musil -
Vladimir Nabokov -
Henrry Miller -
Jean-Paul Sartre -
Céline -
Juan Rulfo - Rafael Sánchez Ferlosio
Georges Perec - Juan Goytioslo
Julio Cortazar -
Jack Kerouac -
Guillermo Cabrera Infante - Juan García Hortelano
Italo Calvino -
Thomas Pynchon -
La verdad, se me quedan muchos espacios vacíos (a Juan Benet se le podrá colocar en algún lugar).
En cuanto a Enrique Vila-Matas, me parece un autor con una propuesta muy interesante, aunque es algo irregular en la calidad de sus textos, pues "El mal de Montano" lo tuve que dejar de leer porque parece estar escrito con la patas (por sus innumerables cacofonías con los participios y el abuso repetitivo e innecesario de los pronombres personales); esta novela tiene algunas partes muy bien escritas y otras desastrosas. "Bartleby y compañía" y "París no se acaba nunca" están bien logradas, pero con el "El mal de Montano" no para de cagarla, tanto como el obsoleto Marsé con sus constantes cacofonías.
De todas formas, Enrique Vila-Matas es un novelista de salida del XX y representativo de comienzos del XXI.
Me encantaría seguir con la discusión, pero no puedo abandonar mi trabajo y ceder el tiempo en cuestiones que varían según la percepción y gustos de cada cual, aunque todos tengamos, por supuesto, el derecho de disentir y mostrar nuestra opinión de manera fundada y respetuosa.
Un cordial saludo
El propio Enrique Vila-Matas, y así lo entiendo a partir de la lectura de su obra, incide de alguna manera en el fracaso de la novela española del siglo XX por ser continuadora del realismo, cuando en otros lugares se rompía con ese canon para buscar una renovación, de ahí que sean prácticamente inexistentes las citas o comentarios sobre autores españoles en su obra.
Anoche andaba vendiendo una de mis novelas en un bar de la ciudad donde vivo (por aquí en algún lugar de la República Mexicana), y un economista español me comentaba que no leía autores españoles porque son muy malos, y me citaba, tan sólo, a Javier Marías como alguien más cercano a las corrientes contemporáneas, y que prefería a los autores latinoamericanos porque son mucho más interesantes (percepción que el mismo editor Jorge Herralde ya ha señalado en algún momento).
Está claro que siempre se dan las excepciones, como, por ejemplo, Valle-Inclán, Sánchez Ferlosio, García Hortelano, Juan Goytisolo, Javier Marías y Vila-Matas, unos por ser puristas del idioma y otros por asumir un estilo más cercano a las corrientes contemporáneas de la novela, donde Marsé, obviamente, queda excluido.
Lo que yo digo, como ves, no es nada nuevo.
Otro saludo