Portnoy comentaba en una entrada anterior que espera una secuela a El descenso. De acuerdo a la página del autor, esa secuela salió este año y lleva por título Deeper. Será solo cuestión de tiempo que se traduzca.
El descenso es un bestseller de largo aliento, que mezcla elementos de horror y de thriller histórico. Se sustenta en la idea de que el infierno no es una metáfora, sino que en verdad existe y está literalmente en las profundidades de la Tierra. A penas funciona. Una vez que llega uno al final, no quedan muchas ganas de leer más. En lo personal, creo que nunca la hubiera terminado si durante la lectura no fuese pensando en cómo es que Long iba montando la historia, que recursos utilizaba, por qué funcionaban o dejaban de funcionar. Más importante para mi lectura, me iba preguntando qué es lo que separaba a este libro de la alta literatura, sobretodo por sus fuentes literarias son muy claras. Al final, la novela resulta no ser tanto una versión gore de La gruta del toscano de Ignacio Padilla ni de Viaje al centro de la Tierra de Verne, sino de "El inmortal" de Borges.
Llegué a algunas conclusiones. Ante todo, que el mayor pecado de la novela de Jeff Long es estar mal escrita. A ratos, ese pecado parece ser más culpa del editor que del autor. ¿Pero como le habría ido si estuviese mejor escrita? El bestseller se sirve de unas convenciones muy curiosas, que quién sabe que tan apropiado sea considerarlas como defectos. Entre otras:
* Considera que el lector necesita explicación a todo lo que dicen los personajes. Por ejemplo, un personaje podría decir "Te odio". A lo que Jeff Long agregaría despúes, "Fue en ese momento que fulana comprendió que fulano la odiaba."
* La ciencia y el arte se reduce a falacias sencillas. Por ejemplo, el científico ganador del Nobel dice "Siempre me he preguntado por qué los templarios llevaban la espada del lado izquierdo. Ayer, mientras paseaba por el parque, me di cuenta. ¡Son adoradores de Satán!". Así, sin más explicación.
* Los protagonistas siempre tienen problemas para tener relaciones sexuales. Y cuando por fin, después de 500 páginas, se acuestan juntos, no tienen sexo sino que "hacen el amor".
* Nunca es mal momento para una mala metáfora. "Su suspiro era como polvo de estrella que emana de un sol moribundo".
¿Qué tanto son necesarias estas convenciones para qué el libro sea un éxito? ¿Qué pasaría si las eliminaras? ¿Qué pasaría si el editor revisase el argumento y eliminara todos los agujeros que tiene? ¿Se volvería literatura? No tengo respuestas. Lo cierto es que en su momento El descenso fue un gran éxito de ventas y quizá la salida de la secuela reviva un poco de esas glorias pasadas. De momento, dejaré Deeper para un día lluvioso y volveré a leer literatura, que esta novela me ha recordado lo que quieren decir los presentadores de libros cuando dicen que un libro está escrito "sin concesiones".
El descenso es un bestseller de largo aliento, que mezcla elementos de horror y de thriller histórico. Se sustenta en la idea de que el infierno no es una metáfora, sino que en verdad existe y está literalmente en las profundidades de la Tierra. A penas funciona. Una vez que llega uno al final, no quedan muchas ganas de leer más. En lo personal, creo que nunca la hubiera terminado si durante la lectura no fuese pensando en cómo es que Long iba montando la historia, que recursos utilizaba, por qué funcionaban o dejaban de funcionar. Más importante para mi lectura, me iba preguntando qué es lo que separaba a este libro de la alta literatura, sobretodo por sus fuentes literarias son muy claras. Al final, la novela resulta no ser tanto una versión gore de La gruta del toscano de Ignacio Padilla ni de Viaje al centro de la Tierra de Verne, sino de "El inmortal" de Borges.
Llegué a algunas conclusiones. Ante todo, que el mayor pecado de la novela de Jeff Long es estar mal escrita. A ratos, ese pecado parece ser más culpa del editor que del autor. ¿Pero como le habría ido si estuviese mejor escrita? El bestseller se sirve de unas convenciones muy curiosas, que quién sabe que tan apropiado sea considerarlas como defectos. Entre otras:
* Considera que el lector necesita explicación a todo lo que dicen los personajes. Por ejemplo, un personaje podría decir "Te odio". A lo que Jeff Long agregaría despúes, "Fue en ese momento que fulana comprendió que fulano la odiaba."
* La ciencia y el arte se reduce a falacias sencillas. Por ejemplo, el científico ganador del Nobel dice "Siempre me he preguntado por qué los templarios llevaban la espada del lado izquierdo. Ayer, mientras paseaba por el parque, me di cuenta. ¡Son adoradores de Satán!". Así, sin más explicación.
* Los protagonistas siempre tienen problemas para tener relaciones sexuales. Y cuando por fin, después de 500 páginas, se acuestan juntos, no tienen sexo sino que "hacen el amor".
* Nunca es mal momento para una mala metáfora. "Su suspiro era como polvo de estrella que emana de un sol moribundo".
¿Qué tanto son necesarias estas convenciones para qué el libro sea un éxito? ¿Qué pasaría si las eliminaras? ¿Qué pasaría si el editor revisase el argumento y eliminara todos los agujeros que tiene? ¿Se volvería literatura? No tengo respuestas. Lo cierto es que en su momento El descenso fue un gran éxito de ventas y quizá la salida de la secuela reviva un poco de esas glorias pasadas. De momento, dejaré Deeper para un día lluvioso y volveré a leer literatura, que esta novela me ha recordado lo que quieren decir los presentadores de libros cuando dicen que un libro está escrito "sin concesiones".
Comentarios
(aquí un montón de inclinaciones a lo japonés)
mis disculpas