Ir al contenido principal

30 libros: uno de viajes



Limones amargos, de Lawrence Durrell


En algún momento de 1953 Lawrence Durrell llegó a vivir Chipre como llegaban a vivir los escritores ingleses a partes extrañas de Europa en aquellos tiempos: pobre, desconocido y sin amigos. Mientras estaba ahí, se desató la guerra de independencia.

Limones amargos es la historia de los tres años que Durrell pasó en Chipre. Muchas de sus experiencias en la isla van a tener una fuerte influencia en su obra maestra, El Cuarteto de Alejandría. Si se han leído las dos obras, los paralelismos son obvios.

Toda la narrativa de Durrell tiene una cualidad fantasmagórica, en el sentido en que habla de países y naciones —y por tanto culturas— que ya no existen y que sólo existieron en una pequeña franja de tiempo en la historia humana. De la Alejandría del Cuarteto ya no quedan más que algunos accidentes geográficos; el Chipre de Limones amargos desapareció en oleadas de invasiones y ocupaciones. Queda el libro.

Compré este libro en cinco pesos en una enorme pila de saldos, en una enorme librería de viejo de la calle Donceles. Durante muchos años, todos los libros de Durrell se tenían que comprar así. Hace unos ocho años se volvió a editar el Cuarteto y pronto volvió a recluirse en los anaqueles de las librerías de usados. Como su obra, parece estar condenado a vivir la fama y la gloria sólo en pequeños momentos, antes de perderse de nuevo.

Alguna vez alabado por George Steiner como la salvación de la lengua inglesa, el estilo barroco de Lawrence Durrell va en contra de todo lo que presume hoy el inglés como lenguaje literario. Para sus lectores, sin embargo, es una joya difícilmente comparable, un experimento cuántico del siglo XXI escrito a mediados del siglo XX.

Esta nota forma parte de la serie 30 libros.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Bohemian Rhapsody

Primeras impresiones de Bohemian Rhapsody Ok. Bohemian Rhapsody . Esta película me provoca sentimientos encontrados. Tiene muy buena factura. Algunos de los efectos especiales no son de la mejor calidad, pero es una biopic con efectos especiales: eso habla de un deseo de contar la historia de la mejor manera posible. El diseño de arte y el vestuario soberbios. Quizá dignos de un Oscar. ¿Pero la historia? No puedo ser nada objetivo porque no sólo me sabía la letra de todas las canciones, también sabía todas y cada una de las cosas que iban a pasar, incluyendo muchos de los diálogos. Pero me queda la impresión de que la historia nos queda debiendo mucho. Quizá sea el cambio de director a media producción, quizá la intromisión de los miembros sobrevivientes de la banda que cuidan demasiado la imagen de Mercury, quizá sea, como dice Brian May a media película, que las audiencias norteamericanas –para las que existe esta cinta– son puritanas en lo público y perversas en lo privado, pero...

Twin Peaks: El retorno

Twin Peaks o los hombres que no amaban a las mujeres Advertencia: este texto contiene la revelación del misterio esencial de las primeras dos temporadas de Twin Peaks: quién es el asesino de Laura Palmer. Revela más bien muy poco de las líneas argumentales de la tercera temporada, si bien su intención es esbozar algunas líneas para reflexionar sobre su desenlace. El 26 de abril de 1990, unos 17 millones de personas vieron lo que muchos críticos califican como una de las escenas más graciosas e inquietantes de la historia de la televisión. En el cuarto episodio de la primera temporada de Twin Peaks , “Rest in Pain”, un desconsolado Leeland Palmer —en una gran interpretación de Ray Wise— se lanza sobre el féretro de Laura, su hija asesinada, durante el entierro. El mecanismo elevador del ataúd se activa y padre e hija descienden juntos al agujero en la tierra, pero una avería provoca que se eleve de nuevo. Mientras Ray llora sobre la caja que contiene al cuerpo de su hija, el féret...

Archive 81, el podcast del año

Por segundo año consecutivo el mejor libro que leo no es un libro sino un podcast. Acaba de concluir la tercera temporada de Archive 81 , que podría describirse como una cruza entre H.P. Lovecraft, David Lynch, Jeff VanDerMeer y Agustín Fernández Mallo (aka everything good in life). Cada una de las temporadas es muy diferente entre sí, pero esta tercera, sobre un par de hermanos que tratan de llevar a cabo un ritual para volverse dioses, con ayuda de un ser que sólo existe cuando lo grabas y una caseta telefónica que colecciona miembros humanos, alcanza unos niveles de horror, humor y maravilla excepcionales en el guión, un diseño sonoro y una actuación de voz soberbia. El capítulo 6 quizá sea uno de los mejores capítulos de un audiodrama en la historia, por la manera en que reúne y resuelve ideas e hilos narrativos de dos temporadas y media (piensen parte 8 de Twin Peaks: The Return). El capítulo 9, un hermoso homenaje a House of Leaves , pudo haber sido el mejor capítulo de ...