Rayuela, de Julio Cortázar
Me tomó años leer este libro porque siempre lo perdía. Una vez lo dejé encime del toldo de mi coche y arranqué. Otra vez lo dejé en un taxi. Una vez más lo dejé en una fiesta (sí, voy a las fiestas con libros y qué. O más bien iba, supongo que ir con libros tiene que ver con que ya no me invitan). La última vez que lo perdí con todo y una novia (era suyo, me dejó y se lo llevó, de nada sirvieron mis lágrimas).
Cuando por fin lo terminé de leer estaba demasiado grande como para sentirme identificado con el Club de la Serpiente y a la fecha las mujeres que se identifican con La Maga o con Pola me dan tristeza y un poco de lástima. Aunque lo de La Maga medio lo entiendo. Identificarse con Pola me da que es un problema de autoestima. A los hombres que se sienten identificados con Oliveira de plano mejor ni les dirijo la palabra.
Esta no es ni de lejos la mejor novela de Cortázar, ni mucho menos el mejor de sus libros, pero es un libro muy importante para la literatura. Al leer la correspondencia del Gran Cronopio te queda la idea de que él pensaba lo mismo. Era un libro que tenía que escribir, para luchar contra la "pelotudez ontológica" de los narradores argentinos que lo precedieron. La escribió y cambio la naturaleza de la novela para siempre.
Además, el capítulo 7 debe ser culpable de una gran cantidad de embarazos no deseados en las últimas décadas, algo que no cualquier novela puede presumir.
Esta entrada forma parte mi serie de 30 libros.
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