Una de esas notas que no dicen nada pero parece que dicen mucho, en El Universal, narra las desventuras de la burocracia cultural mexicana (perdón por el pleonasmo) ante los brutales recortes en el presupuesto:
Yo tampoco querría hacerlo. Sin embargo, espero que la comunidad cultural mexicana (perdón por la hipérbole) tome esto no sólo como una oportunidad de rasgarse las vestiduras ante la poca importancia que le da el gobierno a la cultura, sino para soltarse de los brazos de papá e independizarse, aunque sea un poco.
La pianista María Teresa Frenk, al frente de la Coordinación Nacional de Música y Ópera apenas desde enero pasado, renunció a su cargo hace una semana. Los motivos ella misma los ventiló en un mensaje electrónico enviado a su comunidad. “Se nos pide un recorte de 50 % del pago de honorarios más la cancelación de todo lo artístico que implique costos para la CNMO a partir de este momento. No quiero ser yo la que ejecute semejante cosa.”
Yo tampoco querría hacerlo. Sin embargo, espero que la comunidad cultural mexicana (perdón por la hipérbole) tome esto no sólo como una oportunidad de rasgarse las vestiduras ante la poca importancia que le da el gobierno a la cultura, sino para soltarse de los brazos de papá e independizarse, aunque sea un poco.
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